Argentina en un laberinto borgeano



INTRODUCCIÓN

El objetivo de la presente opinión es mostrar cómo las malas políticas económicas implementadas llevaron a la Argentina a un callejón sin salida.

Cómo las malas decisiones convirtieron una bonanza es una crisis estructural muy difícil de revertir.

La década del 80 fue conocida como la década perdida por América Latina por la crisis de la deuda externa. Todos los países (o casi todos) aprendieron de esa ingrata experiencia.

La última década permitió ver como nuestros vecinos lograron reducir la pobreza.

Argentina volvió a tener una década perdida en medio del resurgir de nuestros vecinos.

Una mención aparte para el título del presente texto. Dudé entre un laberinto Borgeano y uno Kafkiano. Opté por el primero, porque en los laberintos Borgeanos siempre hay esperanza de salida.

TÉRMINOS DE INTERCAMBIO

En el CUADRO NRO 1 podemos ver la evolución de los términos de intercambio para nuestro país.



Representan los precios de nuestras exportaciones dividido por los precios de nuestras importaciones, es decir:

Términos de Intercambio = Precio de nuestras Expo / Precio de nuestras Impo

Para que este indicador sea menor a 100, el denominador debe superar en valor al numerador.

Si nuestras importaciones valen más que lo que nosotros exportamos, en consecuencia necesitamos un esfuerzo adicional en producir más, para compensar el menor valor de nuestros bienes exportables.

Hasta el año 2003 esto fue así.

A partir del año 2004 esto se revierte. Entre otros factores por la irrupción de China al comercio mundial y luego por el debilitamiento del dólar como consecuencia de la Crisis del Banco de Inversión Lehman Brothers en EEUU que implicó una suba sustancial en el valor de nuestros bienes de exportación. La soja, tal vez, sea el caso paradigmático.

Esto que ocurre por primera vez, genera una renta extraordinaria para los exportadores.

Pero no fue el sector privado, generador de esa riqueza, quien se lo apropia, sino el estado con un constante y persistente aumento del gasto público y de la presión fiscal (con mayores impuestos) sobre el sector privado.

El indicador de TI que era de 75.4 en 1986 pasa a un punto máximo en 2012 de 144.7

Ahora por efecto de la pandemia volvemos a ver como se repite la historia. El nuevo debilitamiento del dólar a nivel mundial genera una nueva suba en la soja en los mercados internacionales.

PRODUCTO BRUTO INTERNO

El Producto Bruto Interno es la riqueza que genera un país dentro de sus fronteras en el término de un año.

En el CUADRO NRO 2 vemos la variación porcentual, respecto del año anterior.



Notamos dos períodos bien diferenciados.

Del 2005 al 2011 el PBI crece 46,6%

Varios factores son concurrentes para explicar este fenomenal crecimiento.

La megadevaluación a la salida de la convertibilidad.

Una considerable inversión en infraestructura en la década del 90.

La licuación del gasto público.

El incremento en los Términos de Intercambio.

Un tamaño del Estado aún en valores razonables.

Se alcanzan los superávits gemelos. Superávit Fiscal (ingresos del estado mayor que sus gastos) y Superávit Comercial (exportaciones mayores que las importaciones).

Todos estos factores se fueron degradando. El Estado siguió creciendo. El gasto público se fue multiplicando en subsidios económicos de distinto tipo. Congelamiento de las tarifas de los servicios con fines electorales y populistas, y otras restricciones a la exportación. Un incremento incesante de los planes sociales. Un incremento constante de la planta de personal del sector público. Incorporación de beneficios previsionales a gente sin aportes.

La inflación que se fue volviendo sistémica y un constante aumento de la presión fiscal sobre el sector privado para financiar el exceso de gasto público.

La consecuencia: Entre 2012 a 2020 el crecimiento de la economía arroja una caída del 12,7%. Pero si nos focalizamos en los 3 últimos años, donde perdemos la alternancia de caída y recuperación, vemos una caída del 14,1% lo que denota ya un modelo económico totalmente agotado, que no será susceptible de solucionar mediante cosmética.

ESTADO PRESENTE E IMPUESTOS

El Estado decidió, en nombre del Estado Presente, apropiarse de la renta generada por el sector Privado.

El Gasto Total del Estado en porcentaje del PBI (CUADRO NRO 3), pasa de un 23% en el 2004 a un máximo en el 2016 del 41,5%



Cuando el Estado gasta más, alguien lo tiene que pagar. Con Deuda, Con Impuestos o Con emisión monetaria.

La emisión monetaria para financiar el exceso de gasto lleva a que el BCRA tenga una política monetaria pasiva y no activa. Pasiva porque la cantidad de dinero a emitir solo tiene una lógica. Es cuanto necesita el estado para cerrar sus cuentas y no consideraciones como la demanda de dinero por parte del público. Ello tiene una consecuencia para toda la sociedad. Una tasa de inflación alta y persistente, agravada en Argentina porque (después de tanto aprendizaje) las expectativas de inflación no son adaptativas (un porcentaje menor a 1) en relación a la inflación previa, sino que nos manejamos en un contexto de expectativas racionales, donde los agentes económicos ajustan en base a su inflación esperada de manera inmediata, haciendo más difícil el manejo de la macroeconomía.

Volvemos a lo habitual en Argentina. El déficit fiscal. Ya que el Estado gasta más que lo que recauda. La consecuencia, un déficit total (incluye déficit primario + pago de intereses) que en 2020 ya llega a la delirante cifra del 8.5% del PBI. Para no ver una cifra distorsionada por la pandemia me remito al 2017 5,9% del PBI.

Como este festival de gastos alguien lo tiene que pagar, subimos los impuestos. La presión fiscal (CUADRO NRO 5) pasa del módico 13,7% de 1990 a un pico del 31,5%, como porcentaje del PBI, en 2015.





El beneficio de la mejora en los términos del intercambio lo aplicamos al corto plazo. Al asistencialismo y al consumo presente. Nadie pensó en sentar las bases para un crecimiento sostenido y sustentable, como si lo hicieron nuestros vecinos (la similitud entre el cuento infantil de la cigarra y la hormiga se la vamos a atribuir a una mera coincidencia estadística).


IMPUESTOS E INVERSIÓN

Un estudio realizado para las empresas Pyme de Argentina (CUADRO NRO 6) llega a la siguiente conclusión:



Por cada 100 dólares que gana un empresario argentino le debe pagar 106 dólares al estado.

En Perú un empresario peruano (en el extremo inferior) paga 36,9 dólares por cada 100 dólares que gana.

Estimado lector, le pregunto a ud.

¿Si pudiera elegir, donde realizaría su inversión?

Esto nos remite al CUADRO NRO 7. La tasa de inversión en Argentina, que siempre fue baja, se desplomó de un máximo del 19,5 % al 12% en 2020.



Sin inversión no habrá empleo privado. Sin empleo privado solo queda el empleo público que se ha ido transformando en un reservorio encubierto de desempleo, y haciendo que siga aumentando indefinidamente el gasto público.

A simple modo de comparación para el año 2019 China tuvo una tasa de inversión del 43%, Irlanda 43%, Corea 30%, El Mundo 24% y América Latina 18%.

Estamos por debajo de todos estos indicadores de porcentaje de inversión como porcentaje del PBI. La consecuencia, mayor pobreza. La pobreza solo se revierte con empleo genuino. Para que tengamos empleo genuino, se necesita alentar las inversiones. Tanto desde la macro como asimismo, terminar con infinitas trabas burocráticas para poner un pequeño negocio, y luego ayudarlo a que cruce la línea de pequeña empresa mediante la acumulación y reinversión de sus utilidades.

Las Pymes, en Argentina, generan el 80% del empleo. No las grandes corporaciones.

Esto nos deriva a otro tema.

SUPERAVIT PRIMARIO NECESARIO PARA LA SUSTENTABILIDAD DEL PAGO DE LA DEUDA

El pago de los intereses de la deuda externa, para que ésta se haga sustentable en el tiempo y pueda ser pagada, tiene que cumplir el siguiente requisito:

S > ((D x (r-g)/(1+g))

Donde;

S = Superávit Primario en % del PBI

D = Deuda en % del PBI

r = Tasa de interés

g = Tasa de Crecimiento de la Economía

Hagamos un juego cualitativo y no cuantitativo para conocer cómo se comporta cada variable.

Si D crece -à S debe ser mayor.

Aquí ya tenemos un problema. S no solo no es mayor sino que siempre es negativo porque vivimos con déficit fiscal.

Si r es mayor -à S también debe ser mayor (a esto se llama correlación positiva). Si uno sube, sube el otro.

Si g es mayor -à S será menor (correlación negativa).

Pero aquí también tenemos otro problema. La Economía Argentina no crece. Involuciona.

Moraleja: La Deuda (los intereses de la deuda) no son pagables y por eso nuestro Poder Ejecutivo pide a los 4 vientos, plazos, bajas de tasas y condonación de la deuda. Esto es lo que refleja por parte de los Acreedores una tasa implícita de los bonos tan alta en dólares, como así también un alto Riesgo País.

En el CUADRO NRO 8 Vemos que el porcentaje de Deuda sobre PBI (D en nuestra fórmula) es del 90.19% en 2019, y seguramente mayor en el 2020 ya que el PBI se contrajo en el 9.9%.



CONCLUSIONES

El modelo “Lo arreglamos con alambres” ya no es viable.

La Argentina en estas condiciones no es un País Viable.

Necesita reformas estructurales y un plan integral que ataque todas las variables de manera integrada y genere confianza de sustentabilidad en el largo plazo.

Este es nuestro deber como Libertarios. Recrear el círculo virtuoso de la Economía.

De no estar en un mundo Borgeano y si Kafkiano, me tomo la libertad de parafrasear a un Ex Presidente (pero en sentido contrario). De persistir las condiciones actuales “ARGENTINA ESTA CONDENADA AL FRACASO”.

por Alberto Suárez

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